Como médico especialista en nutrición y experiencia en el tratamiento del sobrepeso y obesidad infantil, he acompañado a cientos de familias en el complejo proceso de recuperar la salud física y emocional de sus hijos. Mi formación como médico en endocrinología pediátrica y certificación internacional en obesidad por instituciones reconocidas, me permite ofrecer información clara, confiable y basada en evidencia científica. En este artículo, quiero ayudarte a comprender mejor qué está detrás de la obesidad en los adolescentes, cómo identificarla y qué podemos hacer juntos para prevenirla o tratarla de forma efectiva.
Ser padre o madre no es sencillo, y mucho menos cuando se trata de temas relacionados con la salud de nuestros hijos. Entender qué provoca el exceso de masa corporal, cómo reconocer los signos tempranos y qué acciones tomar, puede marcar una diferencia enorme en su bienestar presente y futuro. Aquí te explico todo lo que debes saber.
¿Qué es la obesidad?
La obesidad es una enfermedad crónica caracterizada por un exceso anormal o excesivo de grasa corporal que puede perjudicar la salud. Se diferencia del simple sobrepeso, ya que implica una acumulación de grasa más severa que afecta el funcionamiento normal del organismo. Se mide comúnmente a través del índice de masa corporal (IMC), el cual relaciona el peso con la estatura y permite identificar diferentes rangos de peso saludable o patológico.
En adolescentes, este diagnóstico no se limita a una fórmula matemática, sino que se interpreta según tablas de crecimiento y percentiles específicos para edad y sexo. Un adolescente con un IMC por encima del percentil 95 es considerado obeso, mientras que entre el percentil 85 y 94 se clasifica como con sobrepeso. Esta condición requiere atención médica porque está asociada con múltiples problemas físicos y emocionales que pueden extenderse hasta la adultez.

¿Cuál es la causa de la obesidad?
La obesidad en adolescentes tiene un origen multifactorial. No existe una sola causa, sino una combinación de elementos genéticos, alimentarios y de comportamiento que influyen de manera significativa. Reconocer estos factores es el primer paso para tomar acción.
Obesidad en adolescentes: causas genéticas
Algunos adolescentes presentan una predisposición genética a acumular grasa corporal. Si los padres o abuelos padecieron obesidad infantil o sobrepeso, existe una mayor probabilidad de que los hijos también desarrollen la condición. Esto se debe a la herencia de genes relacionados con el metabolismo, la regulación del apetito y la distribución de la grasa.
Sin embargo, la genética por sí sola no determina el futuro. Aunque puede haber una tendencia biológica, el entorno y los hábitos juegan un rol clave para activarla o mantenerla bajo control. Por eso, incluso si hay antecedentes familiares, se puede prevenir la obesidad con un estilo de vida saludable.
Obesidad en adolescentes: causas alimentarias
Los hábitos alimentarios son determinantes. Dietas altas en calorías, grasas saturadas, azúcares añadidos y bebidas azucaradas favorecen el aumento de masa corporal. El consumo excesivo de alimentos ultraprocesados y comidas rápidas es común en la adolescencia, etapa en la que muchos jóvenes adquieren autonomía alimentaria sin suficiente educación nutricional.
Además, el hecho de saltarse el desayuno, comer frente a pantallas o tener horarios irregulares para alimentarse, contribuye al sobrepeso en los adolescentes. La publicidad también influye en sus decisiones, empujándolos hacia elecciones poco saludables.
Obesidad en adolescentes: causas por hábitos personales
La falta de actividad física es uno de los principales factores. Muchos adolescentes pasan horas frente al televisor, videojuegos o dispositivos móviles, y dedican poco o ningún tiempo al ejercicio. Esta vida sedentaria reduce el gasto energético y favorece el almacenamiento de grasa.
También los patrones de sueño impactan: dormir menos de 8 horas altera las hormonas que regulan el hambre, generando más apetito. A esto se suma el estrés escolar, problemas emocionales o autoestima baja, que pueden llevar a comer por ansiedad o aburrimiento.

Efectos de la obesidad en la salud de los niños
La obesidad infantil tiene consecuencias graves. A corto plazo, puede provocar hipertensión arterial, resistencia a la insulina, colesterol alto y apnea del sueño. Además, se asocia a problemas ortopédicos como dolores articulares, y pubertad adelantada en niñas.
A largo plazo, los adolescentes con obesidad tienen un riesgo elevado de desarrollar diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer en la edad adulta. Pero más allá de lo físico, también su bienestar emocional se ve comprometido: baja autoestima, depresión, acoso escolar y aislamiento social son frecuentes en estos casos.
¿Cómo sé si mi hijo tiene obesidad?
La forma más precisa es consultar con un médico que evaluará el índice de masa corporal y lo comparará con tablas pediátricas. Sin embargo, algunos signos pueden alertarte: aumento de peso rápido, acumulación de grasa en abdomen, cuello o espalda, dificultad para moverse, cansancio frecuente o sudoración excesiva.
También es importante observar los hábitos diarios. ¿Pasa muchas horas sentado? ¿Su dieta incluye muchas comidas rápidas? ¿Evita hacer ejercicio? Si respondes afirmativamente a varias de estas preguntas, es momento de actuar.

Tratamiento de la obesidad en adolescentes
El tratamiento debe ser integral, personalizado y guiado por un equipo multidisciplinario. Incluye cambios en la alimentación, aumento de la actividad física, apoyo psicológico y educación tanto para el adolescente como para los padres.
No se trata de hacer “dietas estrictas”, sino de enseñar a comer mejor: más frutas, verduras, cereales integrales, proteínas magras y menos productos procesados. También se recomienda limitar el uso de pantallas y fomentar actividades deportivas o recreativas. En casos severos, puede considerarse tratamiento farmacológico bajo supervisión médica.
Prevención de la obesidad
La prevención comienza en casa. Crear un ambiente saludable donde se promuevan buenos hábitos desde la infancia es clave para evitar el sobrepeso y la obesidad infantil. Comer en familia, establecer rutinas, ofrecer opciones nutritivas y dar el ejemplo son acciones poderosas.
También es importante educar a los adolescentes sobre nutrición y autocuidado, sin caer en críticas o presiones estéticas. Fomentar su autoestima, reconocer sus logros y acompañarlos en un proceso de cambio positivo hace una gran diferencia.
Tabla comparativa: Sobrepeso vs Obesidad en adolescentes
Criterio | Sobrepeso | Obesidad |
IMC percentil | 85 – 94 | ≥ 95 |
Riesgo de salud | Moderado | Alto |
Tratamiento | Cambios de hábitos | Enfoque multidisciplinario completo |
Síntomas visibles | Leve acumulación grasa corporal | Grasa abdominal notoria, fatiga frecuente |
Impacto emocional | Posible baja autoestima | Alta probabilidad de aislamiento social |

Preguntas frecuentes sobre obesidad y sobrepeso en adolescentes
¿Cuál es la diferencia entre sobrepeso y obesidad infantil?
El sobrepeso es un exceso de peso menor que la obesidad. La obesidad implica una acumulación mayor de grasa corporal que afecta la salud del niño o adolescente.
¿Cómo puedo prevenir el sobrepeso en los adolescentes?
Fomentando hábitos alimenticios saludables, actividad física diaria y reduciendo el tiempo frente a pantallas desde una edad temprana.
¿La masa corporal ideal varía con la edad?
Sí, el IMC en adolescentes se interpreta con tablas que consideran la edad y el sexo, ya que el cuerpo cambia durante el crecimiento.
¿La obesidad infantil puede revertirse?
Sí, con un enfoque integral que incluya alimentación saludable, ejercicio regular y apoyo emocional, es posible mejorar la salud del menor.
¿Cuándo debo acudir al médico por sobrepeso en mi hijo?
Si notas un aumento de peso rápido o cambios en su salud y comportamiento, es recomendable consultar al pediatra para una evaluación completa.